Corría el viento cálido lentamente; con él, una aroma a pino llegaba hasta mi nariz y mis ojos podían observar el verde obscuro que cubría a esos seres majestuosos tan altos -quizá 10 metros, 12, 15 o 20; soy mala para calcular- que me rodeaban. Era medio día, a unos cuantos kilómetros se encontraba mi destino: Lake Almanor.
El lugar de hospedaje, un chalet pequeño y acogedor, se llenó de vida en cuanto entramos (Tía Tuchi, Gerry -su esposo-, Isaac, Lucci, Emilio, Monique y yo) y rompimos la calma del lugar: por todos lados se oían voces, risas y sonidos corporales -ups, jaja. Después de acomodar nuestras cosas y cambiarnos la ropa nos dirigimos todos hacia el pequeño muelle, nos esperaba una lancha, varios salvavidas, una cuerda y un par de esquís: esto prometía ser toda una aventura.
Lake Almanor se encuentra al norte de California en el Condado de Plumas enseguida de Chester -un pueblo pequeño y muy pintoresco. Su clima es cálido en el verano y muy frío en el invierno -tanto que cuentan con un Resort para esqúiar en nieve. Estuve ahí desde el sábado a medio día hasta el jueves en la mañana -casi una semana. Pasábamos parte del día en la lancha paseándonos, esquiando o nadando. Cuando no estábamos en el agua aprovechábamos el día para conocer los alrededoresque se encuentran cubiertos de pinos-: fuimos a Chester y al terreno que compraron mis tíos en el cual caminamos un rato un día y mis primos dispararon rifles y pistolas hacia unos botes -bueno yo también calé una pistola, definitivamente no son lo mío; jugamos juegos de mesa, leí, y descansé: tuve mucho tiempo para pensar sin tener límites de tiempo -tal y como me gusta.
El lago es hermoso, tiene paisajes padrísimos por todos lados, el pueblo, Chester, tiene todo el estilo americano de hace algunos años y le da ese toque final a unas vacaciones relajadas: el descanso en un lugar donde el tiempo corre más lento.
Siempre me han gustado los deportes pero definitivamente no soy una persona muy "extrema", me gusta calcular y ser precavida -por no decir miedosa-; esta semana traté de romper un poco de paradigmas: entrar al agua sin pensar tanto en lo fría que podría estar, intentar esquiar y dejar fluir la adrenalina.
Tardé varios días, tragué bastante agua, me cansé y me di algunos golpes pero lo logré: me levanté y aunque sólo duré unos segundos esquiando, para mí fue como llegar al cielo. Es curioso, se dice que es más fácil controlar y aprender a esquiar con dos esquís y después a hacerlo con uno: apenas me pude levantar con dos, dominé más rápido el hacerlo con uno solo y duré más tiempo arriba; cada persona tiene habilidades diferentes y lo comprobé: fue todo un reto, me hizo reflexionar acerca de otras muchas situaciones.
Fue una semana de romper paradigmas como lo había mencionado por lo que decidí que no me bañaría -más que en el lago- en los días que estuviera ahí: dejaría descansar a mi cuerpo y cabello de los químicos. Lo cumplí, de cierta manera esperaba que se me hiciera una rasta por ahí pero ¡Oh desilusión!, extrañamente, mi pelo se veía ondulado y no chino como solía ser.
El lugar de hospedaje, un chalet pequeño y acogedor, se llenó de vida en cuanto entramos (Tía Tuchi, Gerry -su esposo-, Isaac, Lucci, Emilio, Monique y yo) y rompimos la calma del lugar: por todos lados se oían voces, risas y sonidos corporales -ups, jaja. Después de acomodar nuestras cosas y cambiarnos la ropa nos dirigimos todos hacia el pequeño muelle, nos esperaba una lancha, varios salvavidas, una cuerda y un par de esquís: esto prometía ser toda una aventura.
Lake Almanor se encuentra al norte de California en el Condado de Plumas enseguida de Chester -un pueblo pequeño y muy pintoresco. Su clima es cálido en el verano y muy frío en el invierno -tanto que cuentan con un Resort para esqúiar en nieve. Estuve ahí desde el sábado a medio día hasta el jueves en la mañana -casi una semana. Pasábamos parte del día en la lancha paseándonos, esquiando o nadando. Cuando no estábamos en el agua aprovechábamos el día para conocer los alrededoresque se encuentran cubiertos de pinos-: fuimos a Chester y al terreno que compraron mis tíos en el cual caminamos un rato un día y mis primos dispararon rifles y pistolas hacia unos botes -bueno yo también calé una pistola, definitivamente no son lo mío; jugamos juegos de mesa, leí, y descansé: tuve mucho tiempo para pensar sin tener límites de tiempo -tal y como me gusta.
El lago es hermoso, tiene paisajes padrísimos por todos lados, el pueblo, Chester, tiene todo el estilo americano de hace algunos años y le da ese toque final a unas vacaciones relajadas: el descanso en un lugar donde el tiempo corre más lento.
Siempre me han gustado los deportes pero definitivamente no soy una persona muy "extrema", me gusta calcular y ser precavida -por no decir miedosa-; esta semana traté de romper un poco de paradigmas: entrar al agua sin pensar tanto en lo fría que podría estar, intentar esquiar y dejar fluir la adrenalina.
Tardé varios días, tragué bastante agua, me cansé y me di algunos golpes pero lo logré: me levanté y aunque sólo duré unos segundos esquiando, para mí fue como llegar al cielo. Es curioso, se dice que es más fácil controlar y aprender a esquiar con dos esquís y después a hacerlo con uno: apenas me pude levantar con dos, dominé más rápido el hacerlo con uno solo y duré más tiempo arriba; cada persona tiene habilidades diferentes y lo comprobé: fue todo un reto, me hizo reflexionar acerca de otras muchas situaciones.
Fue una semana de romper paradigmas como lo había mencionado por lo que decidí que no me bañaría -más que en el lago- en los días que estuviera ahí: dejaría descansar a mi cuerpo y cabello de los químicos. Lo cumplí, de cierta manera esperaba que se me hiciera una rasta por ahí pero ¡Oh desilusión!, extrañamente, mi pelo se veía ondulado y no chino como solía ser.
3 comentarios:
Suena a paisaje de película! Es como el post que leí sobre los tours que dan para visitar los paisajes que sirvieron para recrear tierra media en las películas del Señor de los Anillos en Nueva Zelanda! Sería increible poder revivir Hobbiton y la comarca, el monte del destino y demás =).
Qué chilo debe de haber sido esquiar! =) Increible! JAmás lo he hecho pero algú´n lo haré =) Me invitas?
EXCELENTE. Los paisajes, el darte tiempo para disfrutarlos, el poder no solo observarlos, sino olerlos y tocarlos. Ahora me toca a mi parte de eso, disfrutar de estar conmigo mismo y con alguien a quien he descuidado por seguir una meta (mi perro). Tambien me llevo mi libro para "consentirme" y dedicarle tiempo a un proposito. Me llevo la cámara, después te mando fotos a ver que opinas. Ahhh a ver si encuentro al caballo filosófico.
Si lo encuentras me lo saludas José Luis, espero las fotos... pero tmb sobre todo espero q ese tiempo q te dediques esté súper chido y te sirva mucho. Un abrazo =)
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