Había mucha gente hablando a la vez, las palabras se revolvían y nos volvíamos locos detrás de una mesa llena de vasos. Había muchas bebidas servidas pero todos querían que preparáramos una especial para ellos o es pasáramos un cerveza.

- Me pasas una chela
- A mí dos porfavor.
- Oye me pasas otra.
- Me regalas una cerveza.

Escuchaba esas palabras rezonar en mi cabeza y fuera de ella cuando derrepente volteo hacia la última persona que me acababa de hablar y ¡Wow! mi memoria trajo momentos burdos pero muy graciosos a mi mente. Enfrente de mí estaba todo un personaje, digno de pedírsele un autógrafo; su vestimenta y su look era completamente otro: serio y propio. Era Chachita, sí la misma Chachita que hizo el striptease. Era Chachita en un evento cultural mostrando su otra cara, su otra vida y un poco de decencia.

No podía creerlo, tenía que decírselo a alguien, me sentía extasiada, la veía y no dejaba de sonreir para mí misma. Hizo mi noche, y no se lo podía compartir a nadie porque había 20 personas más esperando por su bebida, mis amigos de aquella noche no se encontraban en el lugar y la amiga más cercana que estaba ahí voluntareaba en otra área y para que me entendiera tenía que desatender mi trabajo, buscarla, contarle la historia de Chachita y después decirle quien era.