Caray, me reí un poco, no sé si en tono de burla o porque me sorprendí. ¿A poco no es exquisita la foto anterior? Trae un espejo, se lo presta a su compañera, pero su posición nunca deja de ser firme y completamente brusca. No sabía que les permitían traer espejo, es más, jamás hubiera imaginado que trajeran uno, pienso yo que podría servir como arma al reflejar luz a los ojos del enemigo y dejarlo ciego por unos segundos y así ganar tiempo para correr y salvar su vida o la vida de alguien más o que sé yo... Bah, dejaré de escribir estupideces. La foto me hizo reir y se las comparto.
miércoles, febrero 25, 2009
sábado, febrero 21, 2009
La visión azul, ¿cinismo?
Y, después de un gran concierto del que los detalles –espero– llegarán en uno o dos días, la plática en la reunión de sonorenses giraba de un lado de la sala a chismesitos y del otro pasaba por política, economía, seguridad y las tres en combinación.
Enfrascados en la discusión los tres individuos que jugábamos con los temas más "serios" ibamos tomando distintas posturas y derrepente, la declaración más patética llegó como argumento:
– Nunca habíamos estado mejor, y esto se lo debemos a los gobiernos panistas.
– ¿Alucinas? Nunca habíamos estado tan mal, ve como está el país: crisis económica, Estado fallido, una ola de inseguridad impresionante...
– Transparencia, es por eso que se ve la inseguridad, ahora todo peso que se gasta se reporta.
– ¿Y qué fregados tiene que ver la transparencia con la inseguridad a ver cuéntame?
– Antes todos los negocios se hacían por debajo del agua, calladitos la boca, por eso no veíamos la violencia del narco. A parte, la crisis realmente es psicológica, pero tanto la pensamos que se hizo real.
– Ayyyyyyyyyyy no maaaaaa... nomás eso faltaba...
Enfrascados en la discusión los tres individuos que jugábamos con los temas más "serios" ibamos tomando distintas posturas y derrepente, la declaración más patética llegó como argumento:
– Nunca habíamos estado mejor, y esto se lo debemos a los gobiernos panistas.
– ¿Alucinas? Nunca habíamos estado tan mal, ve como está el país: crisis económica, Estado fallido, una ola de inseguridad impresionante...
– Transparencia, es por eso que se ve la inseguridad, ahora todo peso que se gasta se reporta.
– ¿Y qué fregados tiene que ver la transparencia con la inseguridad a ver cuéntame?
– Antes todos los negocios se hacían por debajo del agua, calladitos la boca, por eso no veíamos la violencia del narco. A parte, la crisis realmente es psicológica, pero tanto la pensamos que se hizo real.
– Ayyyyyyyyyyy no maaaaaa... nomás eso faltaba...
jueves, febrero 19, 2009
¿?
"Si el gobierno de Felipe Calderón no hubiera emprendido las acciones contra el narcotráfico, el próximo presidente de México sería "un narcotraficante"."
¿Sería peor que uno controlado por televisa? ¿No están todos vinculados con ese redituable negocio anyways?
"El narcotráfico había penetrado hasta las entrañas del país y "ya había hecho un Estado dentro del mismo Estado. Hay varias ciudades y municipios en México donde cobran impuestos, donde imponen la ley, donde imponen presidentes municipales, donde exigen derecho o bono de seguridad"."
¿Entonces sí vivimos un Estado fallido, o simplemente ni a fallido llegamos porque ya desapareció?
"Es evidente, admitió, “que nosotros sacamos –a las calles– al Ejército porque encontramos una Policía Federal (Preventiva) y un sistema de inteligencia totalmente desmantelados. Y, bueno, había que entrarle y lo único que teníamos a la mano era el Ejército y lo poco que quedaba de la policía, a la que estamos reconstruyendo”."
O sea, de eso a nada o más bien... fue lo menos "pior". Nombre si me encanta la organización, la estrategia detrás de... Ahora me pregunto ¿por qué nos llaman surrealistas? ¿Es verdad que esto está pasando?
Querido lector, digo si es que queda alguno, si no entiende usted este proceso mental que plasmé en el blog, revise el periódico del día de hoy (19 de febrero). Es más, le dejo la nota:
http://www.jornada.unam.mx/2009/02/19/index.php?section=politica&article=003n1pol
¿Sería peor que uno controlado por televisa? ¿No están todos vinculados con ese redituable negocio anyways?
"El narcotráfico había penetrado hasta las entrañas del país y "ya había hecho un Estado dentro del mismo Estado. Hay varias ciudades y municipios en México donde cobran impuestos, donde imponen la ley, donde imponen presidentes municipales, donde exigen derecho o bono de seguridad"."
¿Entonces sí vivimos un Estado fallido, o simplemente ni a fallido llegamos porque ya desapareció?
"Es evidente, admitió, “que nosotros sacamos –a las calles– al Ejército porque encontramos una Policía Federal (Preventiva) y un sistema de inteligencia totalmente desmantelados. Y, bueno, había que entrarle y lo único que teníamos a la mano era el Ejército y lo poco que quedaba de la policía, a la que estamos reconstruyendo”."
O sea, de eso a nada o más bien... fue lo menos "pior". Nombre si me encanta la organización, la estrategia detrás de... Ahora me pregunto ¿por qué nos llaman surrealistas? ¿Es verdad que esto está pasando?
Querido lector, digo si es que queda alguno, si no entiende usted este proceso mental que plasmé en el blog, revise el periódico del día de hoy (19 de febrero). Es más, le dejo la nota:
http://www.jornada.unam.mx/2009/02/19/index.php?section=politica&article=003n1pol
lunes, febrero 16, 2009
Latente
Suave y tersa, en un tono gris por el reflejo de la luna, su color original era una mezcla de amarillo con moreno claro, apiñonado, muy diferente al blanco rosado al que estaba tan acostumbrada. Había un brillo que invitaba a estar más cerca, un pensamiento que recordaba guardar distancia y esa suavidad que se podía oler a distancia que pedía que acercara el rostro y deslizara los labios de hombro a hombro, sin más movimientos, sólo para sentir la textura.
sábado, febrero 14, 2009
miércoles, febrero 11, 2009
XV Congreso Nacional de Neonatología
Los médicos nunca han sido mi fuerte, existe en mi persona cierto escepticismo hacia la medicina alópata, cierta aversión y un clamor por todos los métodos alternativos para "curar" gente. La semana pasada tuve la oportunidad de conocer a un montón, convivir y descubrir que puedo aprender y pasar un rato sumamente agradable con ellos. Estuve ayudando en cuestiones de logística en el XV Congreso Nacional de Neonatología y en verdad agradezco la oportunidad: pude hacer cosas que me gustan y me emocionan mucho y aparte me divertí.
domingo, febrero 08, 2009
De mal gusto
Al salir de la clase de Arte Contemporáneo, Juan –quien nos da la clase– me compartió un artículo muy divertido que salió en la revista Life&Style en noviembre de 2007 el cual ahora les comparto literal:
"Por qué no terminar por e-mail?
Por Alan Smithee
Quién no ha vivido los dos lados de la historia... La terrible labor de terminar una relación, o la sensación de un golpe certero en el estómago, con todo y su efecto oscurecedor, como si alguien hubiera puesto un "dimmer" a tu vida.
El responsable de terminar vive una lucha interna para decidir cómo "ejecutarlo" (en toda la extensión de la palabra), cómo decirle a una persona, hasta hace poco tan cercana, que "c'est tout...". Hay quien oprta por la valentía –dando la cara, derecho hasta el final (literalmente)–; hay los telefonistas (cobardes, pero que por lo menos le dan a la víctima la posibilidad de mentarle la madre antes de despedirse); y finalmente están los techies, los más patéticos de todos, quienes deciden despedirse de su antiguo amor blindados por la tecnología, es decir, los que dicen "delete" por e-mail. (¿A poco no son unos verdaderos cabrones?).
Y, del otro lado del ring, la víctima... y siempre, por decreto, se siente así, victimizado (finalmente, éste es el único beneficio de ser "el abandonado"; es de las pocas ocasiones cuando uno de veras puede chapotear en la agridulce Victimlandia con completa justificación. Luego está el paso de la autocompasíon, los dos o tres kilitos que uno adelgaza convenientemente, y la delicia final: damnificar y difamar al ex con singular alegría).
Precisamente por eso hay que terminar con dignidad... No sólo para que tu ex tenga la explicación clara, de una vez por todas, de qué demonios pasó, sino también para que no te expongas al ridículo público que conlleva faltar al protocolo de cómo terminar una relación.
Claramente, terminar por e-mail rompe todas las reglas del "Manual de las formas correctas a la hora de terminar". Pero nadie, NADIE, ha sufrido las consecuencias de esto como el señor "X" de la artista conceptual francesa Sophie Calle, quien expuso la escandalosa cobardía de su ex pareja a nivel mundial, al hacerla tema único del pabellón francés en la Biena de Arte de Venecia.
Después de una relación de duración media, el susodicho decidió decirle "au revoir" a la artista, y tuvo la espectacularmente pendeja idea de hacerlo vía e-mail. Al recibir el correo (en su Blackberry, mientras estsaba de viaje, por cierto), Sophie saltó los pasos 1, 2 y 3 de "qué hacer cuando se termina una relación" y fue directamente a la aniquilación de cualquier huella de dignidad que su ex pretendía conservar.
El e-mail en cuestión, amplificado a dos metros de altura, adorna la entrada principal del pabellón francés en la exposición de Venecia. Si cualquiera desea tener una copia en tamaño carta, hay miles de fotocopias disponibles en cajas localizadas en las puertas.
Después de leerlo, uno puede compartir los sentimientos de las 107 mujeres a quienes Sophie les mostró el e-mail y cuyas reacciones fueron inmortalizadas en las declaraciones, cartas, fotos, grabaciones y videos que conforman esta exposición.
Sí, lector, entendiste bien. La artista compartió la misiva de despedida con 107 mujeres de diversas profesiones, y registró de alguna forma sus reacciones. El coraje colectivo que resultó de esto ocupa cinco salas y forma la masa crítica de la exposición. a mí me tomó cerca de dos horas recorrerla completamente, pero hoy me ocuparé sólo de entretenerlos con los highlihts de la "ira innovadora" expuestos allí.
Entre los más divertidos está el video de una psiquiatra, quien colocó la carta sobre su sillón de consulta para hacerle preguntas y tratar de entender el por qué de esta acción. Con claro desdén, acusa a la inerte carta de tener medio de su reacción y de haberla privado de la posibilidad de actuar. También, una abogada escribió un análisis legal de la carta con particular énfasis en la probable culpabilidad y las complicaciones legales de esta acción documentadas gracias al e-mail.
Una comediante lee la carta en voz alta, sentada en su cocina. A la mitad empieza a llorar, y para cuando llega al final, ya casi no puede hablar por el llanto. Entonces se levanta y uno ve que, todo el tiempo, ha estado cortando una cebolla, mientras ella exclama: "¡Pinches cebollas... siempre me hacen esto!". En otro video, una guionista realiza un diálogo acerca de la carta con dos muñecos inflables, uno vestido de hombre (presuntamente él). Los muñecos se abrazan, se pelean y acaban haciendo el amor sobre la mesa, después de lo cual el muñeco avienta a la "mujer" al piso: "Así lo hiciste, desgraciado...", dice la guionista, mirándolo a "él" con desprecio.
Una maestra se tomó el tiempo de corregir la ortografía y la sintaxis de la carta (pésima, por cierto), mientras que una novelista intenta explicar la simbología entre líneas. Una cantante lo ridiculiza, cantando las oraciones del mail como si fueran la letra de una ópera. Varias mujeres responden con enojo, rompiéndolo en pedacitos. Y una lo cocina en un omelette, para que el individuo se "coma sus palabras".
El nombre de la exposición, "Prenez soin de vous", quiere decir "cuídate", y fue la frase con la cual nuestro pobre amigo tuvo el mail gusto (y la peor suerte) de cerrar la carta con la cual terminó la relación. ¿Quién no ha usado esta famosísima frase, con la cual muchos hombres han intentado sentirse menos mal por haber terminado un noviazgo? En otros casos, podría representar un sentimiento honesto, un buen deseo. Pero en éste es una burla, una ironía plagada de cinismo –o inocencia, quién sabe–; y uno se pregunta, "¿cómo tuvo el descaro de terminar con esta frase quien está asesinando una relación?". Por lo menos debió haber tenido la decencia de escribir una carta en papel, a la antigua. ¡Por Dios! Al parecer, los caballeros con estilo ya no existen.
Finalmente, la pregunta de todos es: ¿quién fue este idiota que se expuso a la ignominia? Hasta en esto, la artista sale ganando: la firma del e-mail fue borrada por ella; en su lugar aparece simplemente "X". Ésta es, sin duda alguna, la pincelada (o teclazo) más precisa de todas, porque, a diferencia de él, ella si tuvo la gentileza de salvaguardar su dignidad. Ouch. (Evidentemente, los amigos de la antes pareja sabrán de quién se trata, y entre ellos, su nombre quedará destruido... Pero, siendo honestos, le tocaba, ¿no?).
Más allá del agudo humor de la situación (claramente, "the ultimate fuck you!"), la obra conceptual fomenta el pensamiento y, más bien, orilla a sentir, a ser empáticos con esta experiencia por la cual casi todos hemos pasado y las dificultades que los dos jugadores experimentan en el proceso, el duelo que nace del mismo, y los esfuerzos que hace cada uno para disminuirlo. Para el que lo vive, es todo un drama; para el que lo puede observar, toda una comedia. Un provocativo acercamiento a un capítulo clave de la experiencia humana."
CARTA ORIGINAL
Hace ya tiempo que quería responder tu e-mail. Al mismo tiempo prefería decirte lo que tengo que decir con mi propia voz. Pero por lo menos quedará por escrito.
Como te habrás dado cuenta, me sentía mal ultimamente. Como si no me encontrara en mi propia existencia. Una especia de angustia terrible contra la cual no puedo hacer gran cosa, más que seguir adelante para intentar tomar velocidad, como siempre lo he hecho. Cuando nos encontramos, tú me pusiste una condición: no transformarte en la "cuarta". Cumplí ese acuerdo_ hace ya meses que dejé de ver a las "otras", al no encontrar ninguna manera de verlas sin evitar que tú te convirtieras en una de ellas. Pensaba que esto sería suficiente, pensaba que amarte y que tu amor sería suficiente para que la angustia que me empujaba a buscar afuera, y que me impide estar tranquilo y sin duda estar feliz y ser "generosi", se calmaría con tu contacto y con la certeza de que el amor que me ofrecías era lo más positivo para mí, lo más hermoso que jamás he conocido y tú lo sabes. Pensé que escribirlo sería un remedio y que mi "falta de tranquilidad" se disolvería para encontrarte. Pero no. Esto se convirtió en algo peor. No puedo explicarte en qué estado me encuentro. Esta semana comencé a recordar a las "otras". Y sé lo que esto significa para mí y a qué me orillará. Nunca te he mentido, y no empezaré hoy.
Hubo otra regla que me impusiste al inicio de nuestra historia: el día en que dejáramos de ser amantes, verme sería inimaginable para ti. No puedes entender lo desastrosa e injusta que me parece esta imposición (ya que tú todavía ves a B., R...) y comprensible (evidentemente...) Por lo cual no podría jamás convertirme en tu amigo. Pero hoy puedes medir la importancia de mi decisión con el hecho de que estoy dispuesto a doblegarme a tu voluntad, por lo cual no volver a verte ni hablarte ni apreciar tu manera de ver las cosas y los seres, así que tu dulzura hacia mí me hará falta enormemente.
Pero hoy sería la peor farsa mantener una situación que, lo sabes tan bien como yo, se ha vuelto irremediable ante la mirada de este amor que tengo para ti y del que tú tienes por mí y que me olbiga otra vez a esta franqueza hacia ti, como última prueba de lo que fue entre nosotros y permanecerá único.
Me hubiera gustado que las cosas resultaran de otra manera.
Cuídate, X.
"Por qué no terminar por e-mail?
Por Alan Smithee
Recibí un e-mail diciéndome que todo había terminado.
No sabía cómo responder. Era casi como si no hubiera
sido escrito para mí. Acabó con als palabras "cuídate".
Entonches, fue lo que hice. Le pedío a 107 mujeres,
elegidas por su profesión o habilidades especiales,
que interpretaran esta carta. Analizarla, comentarla,
bailarla, cantarla, entenderla por mí. Contestar por mí.
Fue una forma de tomarme el tiempo para olvidar.
Una forma de cuidarme.
– Sophie Calle
No sabía cómo responder. Era casi como si no hubiera
sido escrito para mí. Acabó con als palabras "cuídate".
Entonches, fue lo que hice. Le pedío a 107 mujeres,
elegidas por su profesión o habilidades especiales,
que interpretaran esta carta. Analizarla, comentarla,
bailarla, cantarla, entenderla por mí. Contestar por mí.
Fue una forma de tomarme el tiempo para olvidar.
Una forma de cuidarme.
– Sophie Calle
Quién no ha vivido los dos lados de la historia... La terrible labor de terminar una relación, o la sensación de un golpe certero en el estómago, con todo y su efecto oscurecedor, como si alguien hubiera puesto un "dimmer" a tu vida.
El responsable de terminar vive una lucha interna para decidir cómo "ejecutarlo" (en toda la extensión de la palabra), cómo decirle a una persona, hasta hace poco tan cercana, que "c'est tout...". Hay quien oprta por la valentía –dando la cara, derecho hasta el final (literalmente)–; hay los telefonistas (cobardes, pero que por lo menos le dan a la víctima la posibilidad de mentarle la madre antes de despedirse); y finalmente están los techies, los más patéticos de todos, quienes deciden despedirse de su antiguo amor blindados por la tecnología, es decir, los que dicen "delete" por e-mail. (¿A poco no son unos verdaderos cabrones?).
Y, del otro lado del ring, la víctima... y siempre, por decreto, se siente así, victimizado (finalmente, éste es el único beneficio de ser "el abandonado"; es de las pocas ocasiones cuando uno de veras puede chapotear en la agridulce Victimlandia con completa justificación. Luego está el paso de la autocompasíon, los dos o tres kilitos que uno adelgaza convenientemente, y la delicia final: damnificar y difamar al ex con singular alegría).
Precisamente por eso hay que terminar con dignidad... No sólo para que tu ex tenga la explicación clara, de una vez por todas, de qué demonios pasó, sino también para que no te expongas al ridículo público que conlleva faltar al protocolo de cómo terminar una relación.
Claramente, terminar por e-mail rompe todas las reglas del "Manual de las formas correctas a la hora de terminar". Pero nadie, NADIE, ha sufrido las consecuencias de esto como el señor "X" de la artista conceptual francesa Sophie Calle, quien expuso la escandalosa cobardía de su ex pareja a nivel mundial, al hacerla tema único del pabellón francés en la Biena de Arte de Venecia.
Después de una relación de duración media, el susodicho decidió decirle "au revoir" a la artista, y tuvo la espectacularmente pendeja idea de hacerlo vía e-mail. Al recibir el correo (en su Blackberry, mientras estsaba de viaje, por cierto), Sophie saltó los pasos 1, 2 y 3 de "qué hacer cuando se termina una relación" y fue directamente a la aniquilación de cualquier huella de dignidad que su ex pretendía conservar.
El e-mail en cuestión, amplificado a dos metros de altura, adorna la entrada principal del pabellón francés en la exposición de Venecia. Si cualquiera desea tener una copia en tamaño carta, hay miles de fotocopias disponibles en cajas localizadas en las puertas.
Después de leerlo, uno puede compartir los sentimientos de las 107 mujeres a quienes Sophie les mostró el e-mail y cuyas reacciones fueron inmortalizadas en las declaraciones, cartas, fotos, grabaciones y videos que conforman esta exposición.
Sí, lector, entendiste bien. La artista compartió la misiva de despedida con 107 mujeres de diversas profesiones, y registró de alguna forma sus reacciones. El coraje colectivo que resultó de esto ocupa cinco salas y forma la masa crítica de la exposición. a mí me tomó cerca de dos horas recorrerla completamente, pero hoy me ocuparé sólo de entretenerlos con los highlihts de la "ira innovadora" expuestos allí.
Entre los más divertidos está el video de una psiquiatra, quien colocó la carta sobre su sillón de consulta para hacerle preguntas y tratar de entender el por qué de esta acción. Con claro desdén, acusa a la inerte carta de tener medio de su reacción y de haberla privado de la posibilidad de actuar. También, una abogada escribió un análisis legal de la carta con particular énfasis en la probable culpabilidad y las complicaciones legales de esta acción documentadas gracias al e-mail.
Una comediante lee la carta en voz alta, sentada en su cocina. A la mitad empieza a llorar, y para cuando llega al final, ya casi no puede hablar por el llanto. Entonces se levanta y uno ve que, todo el tiempo, ha estado cortando una cebolla, mientras ella exclama: "¡Pinches cebollas... siempre me hacen esto!". En otro video, una guionista realiza un diálogo acerca de la carta con dos muñecos inflables, uno vestido de hombre (presuntamente él). Los muñecos se abrazan, se pelean y acaban haciendo el amor sobre la mesa, después de lo cual el muñeco avienta a la "mujer" al piso: "Así lo hiciste, desgraciado...", dice la guionista, mirándolo a "él" con desprecio.
Una maestra se tomó el tiempo de corregir la ortografía y la sintaxis de la carta (pésima, por cierto), mientras que una novelista intenta explicar la simbología entre líneas. Una cantante lo ridiculiza, cantando las oraciones del mail como si fueran la letra de una ópera. Varias mujeres responden con enojo, rompiéndolo en pedacitos. Y una lo cocina en un omelette, para que el individuo se "coma sus palabras".
El nombre de la exposición, "Prenez soin de vous", quiere decir "cuídate", y fue la frase con la cual nuestro pobre amigo tuvo el mail gusto (y la peor suerte) de cerrar la carta con la cual terminó la relación. ¿Quién no ha usado esta famosísima frase, con la cual muchos hombres han intentado sentirse menos mal por haber terminado un noviazgo? En otros casos, podría representar un sentimiento honesto, un buen deseo. Pero en éste es una burla, una ironía plagada de cinismo –o inocencia, quién sabe–; y uno se pregunta, "¿cómo tuvo el descaro de terminar con esta frase quien está asesinando una relación?". Por lo menos debió haber tenido la decencia de escribir una carta en papel, a la antigua. ¡Por Dios! Al parecer, los caballeros con estilo ya no existen.
Finalmente, la pregunta de todos es: ¿quién fue este idiota que se expuso a la ignominia? Hasta en esto, la artista sale ganando: la firma del e-mail fue borrada por ella; en su lugar aparece simplemente "X". Ésta es, sin duda alguna, la pincelada (o teclazo) más precisa de todas, porque, a diferencia de él, ella si tuvo la gentileza de salvaguardar su dignidad. Ouch. (Evidentemente, los amigos de la antes pareja sabrán de quién se trata, y entre ellos, su nombre quedará destruido... Pero, siendo honestos, le tocaba, ¿no?).
Más allá del agudo humor de la situación (claramente, "the ultimate fuck you!"), la obra conceptual fomenta el pensamiento y, más bien, orilla a sentir, a ser empáticos con esta experiencia por la cual casi todos hemos pasado y las dificultades que los dos jugadores experimentan en el proceso, el duelo que nace del mismo, y los esfuerzos que hace cada uno para disminuirlo. Para el que lo vive, es todo un drama; para el que lo puede observar, toda una comedia. Un provocativo acercamiento a un capítulo clave de la experiencia humana."
CARTA ORIGINAL
Hace ya tiempo que quería responder tu e-mail. Al mismo tiempo prefería decirte lo que tengo que decir con mi propia voz. Pero por lo menos quedará por escrito.
Como te habrás dado cuenta, me sentía mal ultimamente. Como si no me encontrara en mi propia existencia. Una especia de angustia terrible contra la cual no puedo hacer gran cosa, más que seguir adelante para intentar tomar velocidad, como siempre lo he hecho. Cuando nos encontramos, tú me pusiste una condición: no transformarte en la "cuarta". Cumplí ese acuerdo_ hace ya meses que dejé de ver a las "otras", al no encontrar ninguna manera de verlas sin evitar que tú te convirtieras en una de ellas. Pensaba que esto sería suficiente, pensaba que amarte y que tu amor sería suficiente para que la angustia que me empujaba a buscar afuera, y que me impide estar tranquilo y sin duda estar feliz y ser "generosi", se calmaría con tu contacto y con la certeza de que el amor que me ofrecías era lo más positivo para mí, lo más hermoso que jamás he conocido y tú lo sabes. Pensé que escribirlo sería un remedio y que mi "falta de tranquilidad" se disolvería para encontrarte. Pero no. Esto se convirtió en algo peor. No puedo explicarte en qué estado me encuentro. Esta semana comencé a recordar a las "otras". Y sé lo que esto significa para mí y a qué me orillará. Nunca te he mentido, y no empezaré hoy.
Hubo otra regla que me impusiste al inicio de nuestra historia: el día en que dejáramos de ser amantes, verme sería inimaginable para ti. No puedes entender lo desastrosa e injusta que me parece esta imposición (ya que tú todavía ves a B., R...) y comprensible (evidentemente...) Por lo cual no podría jamás convertirme en tu amigo. Pero hoy puedes medir la importancia de mi decisión con el hecho de que estoy dispuesto a doblegarme a tu voluntad, por lo cual no volver a verte ni hablarte ni apreciar tu manera de ver las cosas y los seres, así que tu dulzura hacia mí me hará falta enormemente.
Pero hoy sería la peor farsa mantener una situación que, lo sabes tan bien como yo, se ha vuelto irremediable ante la mirada de este amor que tengo para ti y del que tú tienes por mí y que me olbiga otra vez a esta franqueza hacia ti, como última prueba de lo que fue entre nosotros y permanecerá único.
Me hubiera gustado que las cosas resultaran de otra manera.
Cuídate, X.
jueves, febrero 05, 2009
Textos viejos
Leyendo el blog de Bto se me vino a la mente un ensayo que escribí hace un par de años, en noviembre de 2006 para ser exactos. He aquí el texto, nunca le puse título:
“Voy a cambiar lo prometo, todo será diferente esta vez.” Te toma de la mano y se acerca lentamente: se encuentran frente a frente, hay lágrimas en los ojos de los dos y su mirada parece sincera. Se aproxima un poco más: respiran el mismo aire, tu corazón late muy fuerte y el suyo también -incluso puedes oírlo. Se acerca unos centímetros más sus labios rozan los tuyos y segundos después se hunden en un beso lento, tierno y húmedo que parece detener el tiempo y revivir ese amor que intentabas dejar en el olvido.
Se oye el rechinar de unas llantas que frenan bruscamente, de golpe te llega un momento de lucidez, se te eriza la piel y prefieres no pensar pero es imposible: ¿naufragio? el corazón -o por lo menos crees que es él- dice “vuelve”, la razón grita “bullshit”. Todos, sin excepción, hemos caído en ese juego donde las falsas promesas y las palabras bonitas se conjugan para entorpecer el pensamiento de alguien más y para enredarle en una situación compleja donde se tratará de salvar una relación que ya había sido desechada. Hemos jugado los dos papeles, embaucador y víctima, conocemos las reglas y el proceso a la perfección y por lo tanto, el caótico desenlace.
El conocimiento y la predictibilidad son armas de dos filos: te vuelven más inteligente y más crítico, pero al mismo tiempo te convierten en “ciego voluntario” experto en “hacerse pendejo”. Decides jugártela una vez más, quizá ahora sí “todo” sea diferente, tan diferente que sigues con la misma persona que te demostró ya, no hace mucho tiempo, que no es para ti y no puede darte lo que quieres o necesitas.
Las primeras semanas apenas reconoces a tu pareja: llamadas y mensajes todos los días todo el día, visitas constantes en la escuela, el trabajo y los lugares que frecuentas, la miel se derrama por todas partes -incluso te marea-, detalles, pláticas interesantes… Ha cambiado, ahora sí te quiere en serio, le interesas, se preocupa por ti, maduró, encabezas su lista de prioridades... Vuelas alto, planeas sin miedo, es imposible caer, eres invencible, tienes un buen respaldo.
Después del primer mes -si es que tanto te dura el gusto- la rutina y las viejas costumbres pesan mucho y tu vuelo cae en picada hasta pegar duro con el suelo. Los amigos se pasan a ser más importantes que tú, el fútbol y las cervezas -o bien las compras y el cafecito- pesan más que los compromisos con tu familia, el teléfono se vuelve caro de un día para otro al igual que la gasolina, tus lugares favoritos le son aburridos y pierde todo interés por tus actividades. ¿Reclamos? Ni se te ocurra: “¿Qué no valoras todo lo que estuve haciendo? Me asfixias, no me das MI espacio, por estas cosas no funcionamos, tú tienes la culpa de que yo pierda el interés.” Haces memoria: tú nunca pediste el cambio, fue una oferta irresistible que se ha convertido en un mega-fraude y para el cual no tienes derecho a pedir garantía de reparación, sólo queda un camino: la devolución.
La duración de la relación cobra aquí un papel importante, parece pesar más de la cuenta cada mes utilizado, ya sea que se encuentre situado en la duración de la relación, en el inter entre el quiebre y el regreso o dentro del intento fallido de reconstrucción. Los tres tiempos se funden en uno y ahora hablas de ellos como si en realidad fueran una sola etapa: “Duramos 2 años entre que anduvimos y no, en fin fue tiempo juntos”. La costumbre de hablar por dos -aun cuando actuabas por uno- se vuelve un vicio difícil de desterrar, la melancolía se asienta en tu persona y los recuerdos de los momentos felices son constantes. Algo en ti te da una mala jugada -bien pueden ser la mente o el corazón ¿qué mas da?- dejar ir “definitivamente” cuesta más trabajo del esperado.
Tus amigos cansados de repetir lo mismo tantas veces, se abstienen de dar comentarios y se limitan a oír sin escucharte. Están hartos del mismo cuento de siempre: vuelves, todo es perfecto, empiezan las broncas, truenas definitivamente según esto y se dan un break el cual aprovecharán para dejar que se enfríe la situación y después poder ser amigos, no pasan ni dos días cuando las llamadas y los mensajes hacen su aparición junto con una serie de e-mails donde te recuerda tus palabras de amor eterno y como tu decisión de terminar las contradice. Te hace sentir culpable, el chantaje sentimental es su fuerte y tu debilidad, frases como “nunca lo dijiste en serio ¿verdad?, ¿estás segura(o) de qué me quisiste?” te mueven el suelo. Aunado al juego psicológico viene una contraparte menos agresiva: “No puedo estar sin ti, no importa si sólo somos amigos. Necesito saber de ti, hablar contigo saber que estás bien.”
Sus palabras te ablandan ¿naufragio de nuevo? Esta vez decides cambiar las reglas y tomarle ventaja a la distancia que ahora los separa: no van a volver, llevarán una relación de “amigos” que terminará siendo “con beneficios” en el cual mutuamente se demostrarán los cambios de comportamiento y así quizá después cuando vean que sí funcionan juntos pensarán en un reencuentro oficial en el cual los títulos y el compromiso irán al frente anunciándole al mundo que son novios de nuevo, algún día dejarán de negarlo y esconderse.
De nuevo las primeras semanas son un éxito, el mismo cuento predecible: primero todo perfecto y después de un rato vuelve a la rutina y el caos. Como las reglas han cambiado la rutina se transforma en pleitos, discusiones y recordatorios de errores pasados y engaños. Prometieron hacer borrón y cuenta nueva, pero con la primera chispa de ira se disparan entre ustedes una sarta de reclamos y adjetivos hirientes que hacen alusión al pasado.
Aguantas meses en este papel, algunas veces están más cerca, otras un poco distantes y unos días o semanas antes del tan esperado encuentro todo se vuelve miel: se trabajan mutuamente para pasar unos días juntos en armonía y así poderse disfrutar el uno al otro. El encuentro llega y, después de un efusivo saludo y una linda bienvenida sientes que estás en el lugar correcto con la persona indicada. Después de varios encuentros la moral y la culpa te recuerdan las palabras de tu madre y te hacen guardar distancia sin dar explicaciones. Ciertamente es desconcertante, ni tú te entiendes, ¿cómo esperar que los demás lo hagan? De ley, después de la distancia viene un pleito grande, buscas una excusa para justificar tu alejamiento y truenan -aunque en realidad no había nada concreto entre los dos- antes de volver a separarse.
Una despedida triste y fría, un abrazo fuerte y largo y un “¡No!” que gritaba “¡Sí!” terminan con el momento y te vas con las ganas de ese último beso, no lo permites porque sabes que la carne es débil y significaría empezar el juego una vez más.
Suena el teléfono el primer día después de la separación: “sólo quería saber si llegaste bien.” Esos detalles siempre te matan. Al día siguiente hay otra llamada y así, sucesivamente todos los días de las siguientes semanas. Acuerdan empezar a volver a platicar, esta vez si serán sólo amigos, no pelearán, simplemente se divertirán como en los viejos tiempos donde las tonterías invadían sus pláticas. La amistad donde ya hubo erotismo no existe dice un amigo, tú prefieres decir que no existe entre dos personas que se quieren o se quisieron recientemente porque aún duele, pero te empeñas en defender que si los dos se lo proponen ustedes si la pueden alcanzar.
De amigos solamente a amigos con beneficios la distancia es corta y permite saltar de un lado a otro sin problemas, a veces ustedes son tan fríos que pareciera que sólo buscan divertirse después de un tiempo los sentimientos hacen aparición y empieza el cuento de nuevo: falsas promesas de cambio, unas semanas de perfección y vuelven las discusiones. Pero sigues ahí esto se repite cada dos o tres meses, es cansado y hartante pero seguro, en realidad no sabes si siguen juntos por el miedo a estar solos o por la incertidumbre de qué pasaría si decidieran abrirse ante alguien más. Sentar las bases de una relación no es trabajo fácil y los fracasos son desgastantes.
Pasan años de tu vida y sigues estancándote en el mismo charco, sales de él unos días y no terminas de secarte cuando ya estás dentro de nuevo dentro hasta las rodillas. Un día decides romper con la cadena de eventos y darle un giro a tu vida. Tus amigos se ríen, algunos te dan unos meses para que caigas en el mismo juego de nuevo, otros te “apoyan” diciendo que ojala fuera cierto aunque saben que sólo es cuestión de estar un instante en el mismo lugar para que se repita la historia. La carne es débil, y cuando hay amor, cariño o costumbre de por medio es aún más.
Te empeñas en creer que funcionará, has decidido dejar de ser predecible y actuar desafiando la predictibilidad. Si siempre supiste que el final olía a desastre y dolor ¿por qué empeñarte a desafiar las probabilidades sabiendo que llevabas las de perder? El humano es tan inteligente que hasta sabe autoengañarse y hacerse pendejo con tanta efectividad que cree sus propios cuentos. ¿Idealismo? ¿Esperar que aunque sabes que todo indica lo contrario tu caso pueda ser diferente? Yo lo llamaría comodidad, a veces más vale sentirte protegido que plenamente feliz.
“Voy a cambiar lo prometo, todo será diferente esta vez.” Te toma de la mano y se acerca lentamente: se encuentran frente a frente, hay lágrimas en los ojos de los dos y su mirada parece sincera. Se aproxima un poco más: respiran el mismo aire, tu corazón late muy fuerte y el suyo también -incluso puedes oírlo. Se acerca unos centímetros más sus labios rozan los tuyos y segundos después se hunden en un beso lento, tierno y húmedo que parece detener el tiempo y revivir ese amor que intentabas dejar en el olvido.
Se oye el rechinar de unas llantas que frenan bruscamente, de golpe te llega un momento de lucidez, se te eriza la piel y prefieres no pensar pero es imposible: ¿naufragio? el corazón -o por lo menos crees que es él- dice “vuelve”, la razón grita “bullshit”. Todos, sin excepción, hemos caído en ese juego donde las falsas promesas y las palabras bonitas se conjugan para entorpecer el pensamiento de alguien más y para enredarle en una situación compleja donde se tratará de salvar una relación que ya había sido desechada. Hemos jugado los dos papeles, embaucador y víctima, conocemos las reglas y el proceso a la perfección y por lo tanto, el caótico desenlace.
El conocimiento y la predictibilidad son armas de dos filos: te vuelven más inteligente y más crítico, pero al mismo tiempo te convierten en “ciego voluntario” experto en “hacerse pendejo”. Decides jugártela una vez más, quizá ahora sí “todo” sea diferente, tan diferente que sigues con la misma persona que te demostró ya, no hace mucho tiempo, que no es para ti y no puede darte lo que quieres o necesitas.
Las primeras semanas apenas reconoces a tu pareja: llamadas y mensajes todos los días todo el día, visitas constantes en la escuela, el trabajo y los lugares que frecuentas, la miel se derrama por todas partes -incluso te marea-, detalles, pláticas interesantes… Ha cambiado, ahora sí te quiere en serio, le interesas, se preocupa por ti, maduró, encabezas su lista de prioridades... Vuelas alto, planeas sin miedo, es imposible caer, eres invencible, tienes un buen respaldo.
Después del primer mes -si es que tanto te dura el gusto- la rutina y las viejas costumbres pesan mucho y tu vuelo cae en picada hasta pegar duro con el suelo. Los amigos se pasan a ser más importantes que tú, el fútbol y las cervezas -o bien las compras y el cafecito- pesan más que los compromisos con tu familia, el teléfono se vuelve caro de un día para otro al igual que la gasolina, tus lugares favoritos le son aburridos y pierde todo interés por tus actividades. ¿Reclamos? Ni se te ocurra: “¿Qué no valoras todo lo que estuve haciendo? Me asfixias, no me das MI espacio, por estas cosas no funcionamos, tú tienes la culpa de que yo pierda el interés.” Haces memoria: tú nunca pediste el cambio, fue una oferta irresistible que se ha convertido en un mega-fraude y para el cual no tienes derecho a pedir garantía de reparación, sólo queda un camino: la devolución.
La duración de la relación cobra aquí un papel importante, parece pesar más de la cuenta cada mes utilizado, ya sea que se encuentre situado en la duración de la relación, en el inter entre el quiebre y el regreso o dentro del intento fallido de reconstrucción. Los tres tiempos se funden en uno y ahora hablas de ellos como si en realidad fueran una sola etapa: “Duramos 2 años entre que anduvimos y no, en fin fue tiempo juntos”. La costumbre de hablar por dos -aun cuando actuabas por uno- se vuelve un vicio difícil de desterrar, la melancolía se asienta en tu persona y los recuerdos de los momentos felices son constantes. Algo en ti te da una mala jugada -bien pueden ser la mente o el corazón ¿qué mas da?- dejar ir “definitivamente” cuesta más trabajo del esperado.
Tus amigos cansados de repetir lo mismo tantas veces, se abstienen de dar comentarios y se limitan a oír sin escucharte. Están hartos del mismo cuento de siempre: vuelves, todo es perfecto, empiezan las broncas, truenas definitivamente según esto y se dan un break el cual aprovecharán para dejar que se enfríe la situación y después poder ser amigos, no pasan ni dos días cuando las llamadas y los mensajes hacen su aparición junto con una serie de e-mails donde te recuerda tus palabras de amor eterno y como tu decisión de terminar las contradice. Te hace sentir culpable, el chantaje sentimental es su fuerte y tu debilidad, frases como “nunca lo dijiste en serio ¿verdad?, ¿estás segura(o) de qué me quisiste?” te mueven el suelo. Aunado al juego psicológico viene una contraparte menos agresiva: “No puedo estar sin ti, no importa si sólo somos amigos. Necesito saber de ti, hablar contigo saber que estás bien.”
Sus palabras te ablandan ¿naufragio de nuevo? Esta vez decides cambiar las reglas y tomarle ventaja a la distancia que ahora los separa: no van a volver, llevarán una relación de “amigos” que terminará siendo “con beneficios” en el cual mutuamente se demostrarán los cambios de comportamiento y así quizá después cuando vean que sí funcionan juntos pensarán en un reencuentro oficial en el cual los títulos y el compromiso irán al frente anunciándole al mundo que son novios de nuevo, algún día dejarán de negarlo y esconderse.
De nuevo las primeras semanas son un éxito, el mismo cuento predecible: primero todo perfecto y después de un rato vuelve a la rutina y el caos. Como las reglas han cambiado la rutina se transforma en pleitos, discusiones y recordatorios de errores pasados y engaños. Prometieron hacer borrón y cuenta nueva, pero con la primera chispa de ira se disparan entre ustedes una sarta de reclamos y adjetivos hirientes que hacen alusión al pasado.
Aguantas meses en este papel, algunas veces están más cerca, otras un poco distantes y unos días o semanas antes del tan esperado encuentro todo se vuelve miel: se trabajan mutuamente para pasar unos días juntos en armonía y así poderse disfrutar el uno al otro. El encuentro llega y, después de un efusivo saludo y una linda bienvenida sientes que estás en el lugar correcto con la persona indicada. Después de varios encuentros la moral y la culpa te recuerdan las palabras de tu madre y te hacen guardar distancia sin dar explicaciones. Ciertamente es desconcertante, ni tú te entiendes, ¿cómo esperar que los demás lo hagan? De ley, después de la distancia viene un pleito grande, buscas una excusa para justificar tu alejamiento y truenan -aunque en realidad no había nada concreto entre los dos- antes de volver a separarse.
Una despedida triste y fría, un abrazo fuerte y largo y un “¡No!” que gritaba “¡Sí!” terminan con el momento y te vas con las ganas de ese último beso, no lo permites porque sabes que la carne es débil y significaría empezar el juego una vez más.
Suena el teléfono el primer día después de la separación: “sólo quería saber si llegaste bien.” Esos detalles siempre te matan. Al día siguiente hay otra llamada y así, sucesivamente todos los días de las siguientes semanas. Acuerdan empezar a volver a platicar, esta vez si serán sólo amigos, no pelearán, simplemente se divertirán como en los viejos tiempos donde las tonterías invadían sus pláticas. La amistad donde ya hubo erotismo no existe dice un amigo, tú prefieres decir que no existe entre dos personas que se quieren o se quisieron recientemente porque aún duele, pero te empeñas en defender que si los dos se lo proponen ustedes si la pueden alcanzar.
De amigos solamente a amigos con beneficios la distancia es corta y permite saltar de un lado a otro sin problemas, a veces ustedes son tan fríos que pareciera que sólo buscan divertirse después de un tiempo los sentimientos hacen aparición y empieza el cuento de nuevo: falsas promesas de cambio, unas semanas de perfección y vuelven las discusiones. Pero sigues ahí esto se repite cada dos o tres meses, es cansado y hartante pero seguro, en realidad no sabes si siguen juntos por el miedo a estar solos o por la incertidumbre de qué pasaría si decidieran abrirse ante alguien más. Sentar las bases de una relación no es trabajo fácil y los fracasos son desgastantes.
Pasan años de tu vida y sigues estancándote en el mismo charco, sales de él unos días y no terminas de secarte cuando ya estás dentro de nuevo dentro hasta las rodillas. Un día decides romper con la cadena de eventos y darle un giro a tu vida. Tus amigos se ríen, algunos te dan unos meses para que caigas en el mismo juego de nuevo, otros te “apoyan” diciendo que ojala fuera cierto aunque saben que sólo es cuestión de estar un instante en el mismo lugar para que se repita la historia. La carne es débil, y cuando hay amor, cariño o costumbre de por medio es aún más.
Te empeñas en creer que funcionará, has decidido dejar de ser predecible y actuar desafiando la predictibilidad. Si siempre supiste que el final olía a desastre y dolor ¿por qué empeñarte a desafiar las probabilidades sabiendo que llevabas las de perder? El humano es tan inteligente que hasta sabe autoengañarse y hacerse pendejo con tanta efectividad que cree sus propios cuentos. ¿Idealismo? ¿Esperar que aunque sabes que todo indica lo contrario tu caso pueda ser diferente? Yo lo llamaría comodidad, a veces más vale sentirte protegido que plenamente feliz.
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