Fue un buen año, provechoso para mis estudios y mis ganas de escribir; un año de extrañar gente y fortalecer amistades, y también entrar a nuevos círculos. Ya para los últimos meses se tornó en un año intenso, de nuevos retos, cambios de paradigmas, de formas de pensar, de tomar valor y afrontar la realidad.
No sé si maduré -claro que me gusta pensar que sí lo hice- o sigo en las mismas, pero lo que sí sé es que no soy la misma que empezó el primero de enero viendo el amanecer en la playa hace un año.
Cerré un ciclo muy importante en mi vida personal, no terminó como yo hubiese querido, de hecho fue un desastre, pero a fin de cuentas lo cerré y ese es un gran paso. Termina un año, pero empieza uno nuevo para el cual tengo grandes expectativas y propósitos que aún no pienso en concreto.
Hace unos días una amiga me decía "¿Para qué hacer propósitos que no vamos a cumplir durante todo el año?, mejor tener un propósito al día y cumplirlo sin falta", hoy creo que tiene mucha razón, no tiene caso tratar de comernos al mundo de un bocado, mejor saborearlo poco a poco.
Bueno ya baaaaaaaaaasta de cursilerías...
PD. ¡Imer y Josie, sigo esperando sus posts!