Me pasó que no podía (no quería, no sentía ganas de) levantarme de la cama.
Recordé que alguien me dijo que aprovechara “esos momentos” para dialogar conmigo mismo y eso hice.
Descubrí que la causa de mi situación eran muchos asuntos sin resolver.
Pero en el que noté más peso era uno terrible: Me dí cuenta que me había convertido en aquello que tanto criticaba.
Lo peor de todo: No tenía idea de cómo resolver dicho asunto.
Me dispuse a escribir un post sobre esto y dejarlo de tarea para el día de hoy (o para la semana, el mes, la vida entera).
Me metí a bañar y me fui a la escuela.