Por Ignacio Martínez*
Ayer se conmemoraba un evento histórico de nuestro México, el aniversario de la revolución mexicana. Como muchas revoluciones, significó un gran cambio en nuestra historia, y la recordamos como tal. Una lucha sangrienta donde los mexicanos murieron para crear un sistema mejor y luchar contra la injusticia.
Muchos años atrás, otro personaje histórico hacía su propia revolución en las instituciones y leyes de México, Benito Juárez, que se dedicó a transformar a México para beneficiar al pueblo.
Ayer, ambos momentos se unieron en un evento no histórico, sino algo histérico.
El preludio de este evento se ha mostrado desde hace mucho tiempo. Años atrás se empezaron a definir los bandos, desde donde las confrontaciones fueron dándose poco a poco con mayor intensidad, hasta llegar a un momento en el que se tenía que definir todo, pero sólo sirvió de catapulta para volver mas extremista el conflicto.
Una promesa que significó el levantamiento de un plantón desgastante, pero el paso a una situación de mayor tensión se hizo hace algún tiempo. Y el día de ayer fue consumada.
Ayer vimos salir a un personaje que, por muy poco, pudo haber llegado a ser el presidente constitucional de México, lo vimos subirse a un estrado en un evento con miles –o quizá millones- de personas para realizar un acto que debería de ser exclusivo de jefes de estado, fungirse como Presidente de un país, nuestro país. Este personaje tomó una banda presidencial y un escudo nacional y se dirigió a México como el presidente de su llamado gobierno legítimo.
Bajo el cobijo del supuesto “Fraude Electoral”, López Obrador ha iniciado la etapa de consolidación de su movimiento de oposición, promoviendo una estructura que integran “millones de representantes populares”, los cuales responderán como representantes del pueblo y presentó su plan de 20 puntos en el que se basará para su actuar de aquí en adelante.
Estos puntos quizá no signifiquen el acuerdo nacional, sino la confrontación con más sectores de la población, ya que establece un ambiente en el que propone regular al gobierno y a las instituciones y promueve cambios al país, dentro y fuera del gobierno.
Pero algo también muy extraño sucedió ayer. Al pasar canal por canal en busca de algo entretenido que ver, me topé con la realidad de que este evento no estaba siendo transmitido por ninguna cadena de televisión abierta. ¿Tanta expectación se había generado en torno a este día y nadie lo estaba transmitiendo? Sólo pude localizar a un solo medio transmitiendo todo en vivo, la cadena CNN. Entonces capté que los medio de comunicación al parecer sí juegan un rol en esto y si apoyan a un bando, que es el contrario al de Obrador.
¿Qué tanto está este acto en lo ilegal y que tanto en su derecho? Quizá mientras Obrador no actúe como si tuviera algún poder institucional y se apegue a los reglamentos establecidos por la constitución, no este realizando actos ilegales. Pero conociendo su historia política inmediata, ¿qué tanto tiempo pasará antes de que proclame tener funciones que no se ha ganado? Quizá solo hay que esperar a que sus acciones y las de los de los “millones de representantes populares” lo aclaren.
Pero detrás de todo esto, ¿qué es lo que une a los dos eventos históricos con los que abrí este texto? Este evento en el aniversario de la revolución significa que este personaje intenta crear su propia revolución en México, implementando sus cambios a lo largo del país y asegurándose que pasara a la historia como otro día memorable. Y en cuanto a Benito Juárez, es un símbolo que no muchas personas pueden identificar. Al utilizar el águila juarista, López Obrador se presenta como su intento de sucesor, como el “Mesías” que viene a reformar el sistema y el que pasará a la historia como el nuevo salvador del pueblo, el Juárez del siglo XXI, cuyo mensaje es que el poder del pueblo ha regresado al pueblo y se le ha despojado a la elite gobernante.
¿Cuánto de esto es verdad y qué consecuencia traerá para la estabilidad de México?
Hay que esperar a que se resuelva, deseando que no se vuelva realidad el spot promovido por el Consejo Empresarial, proclamando a López Obrador como “un peligro para México”.
Al borde de la ingobernabilidad en muchas partes de México, y tanto el movimiento de Izquierda como el gobierno federal sin ceder en su posición del 1° de diciembre, sólo espero que encontremos el punto de equilibrio y la vuelta al diálogo y acuerdos, y no la separación, ruptura del nacionalismo y, como pronostican varios analistas, la guerra civil en varios sectores.
*Ignacio Martínez o mejor conocido como Nacho, Natch o Nox es un muy muy amigo que es muy chido y estudia Relaciones Internacionales en la Universidad del Valle de México Campus Aguascalientes.