Con truenos, rayos, viento y una poca de agua llegó al fin la temporada de lluvias. Empezó un poco tarde porque según cuenta se había quedado paseando por ahí mientras le daban ganas de ponerse a trabajar. La noche se volvió fresca, el olor a tierra mojada inundó la ciudad y las gotas empaparon los suelos.
Todos en la ciudad se detuvieron un momento, unos a escuchar caer el agua, otros para respirar hondo y muchos otros salieron del resguardo de sus techos para sentir las primeras gotas con su propia piel.