Me gusta verte desde mi ventana, pareces tan real y cercano. Nos separa un vidrio y un par de metros de distancia pero son tan claros tus movimientos que puedo sentir las vibraciones de tu cuerpo y la energía que irradias desde donde estoy.
Me gusta escuchar tu risa y tu voz desde mi ventana, me basta abrirla un poco para poder sentir tu aroma y erizar mi piel con las ondas que provocan tus palabras.
Me siento segura tras mi ventana, tú jamás volteas hacia esta dirección, probablemente nunca lo hagas. No me ves observarte todos los días, no me ves escucharte y perderme entre mis pensamientos y tus movimientos detrás de este vidrio.