Venir al lugar donde el tiempo se detiene siempre es reconfortante: tocar base, olvidarte de todo, recordar tantas cosas, encontrarte con la familia y los amigos. Los días se van a prisa a pesar de que el tiempo no corre. La hora de partir llega sin avisar y de repente se vuelve difícil pensar que quizá pasará un año hasta que regrese a vivir este momento una vez más para que no sean 100 veces las que lo he vivido, sino 101 y así sucesivamente.
Por cierto, creo que es la primera vez que al partir de aquí pienso que regresaré a casa. Antes siempre sentí como propia la de aquí.
Por cierto, creo que es la primera vez que al partir de aquí pienso que regresaré a casa. Antes siempre sentí como propia la de aquí.